domingo, 27 de marzo de 2011

¡Legalicemos la prostitución!

El trabajo más viejo del mundo, a pesar de su antigüedad e historia, sigue abriendo brechas y generando polémicos debates en algunas de nuestras sociedades occidentales que tanto nos gusta describir como "desarrolladas, progresistas y democráticas" y con la que tanto se nos llena la boca de espumoso orgullo. Pero la realidad es bien distinta, es bien hipócrita. Podríamos hablar sobre muchos ejemplos de hipocresía codiciosa como el aborto, la droga o la pobreza; pero, hoy centramos la controversia sobre este trabajo tan veterano que durante tantos y tantos años nos ha acompañado, y que si por mí fuese, tantos y tantos años nos acompañaría: la prostitución.

La R.A.E, conservadora y arcaica, define la prostitución como aquella "actividad a la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas, a cambio de dinero". Lógicamente, al tratarse de un libro objetivo debe definir el léxico del vocabulario español según la norma, pero aún su talante anticuado, lo describe tal y como es: una actividad sexual a cambio de dinero. Yo, personalmente, añadiría un matiz que, aparentemente puede parecer insignificante, pero que si la sociedad lo asumiéramos, bastantes aspectos turbios y oscuros sobre la prostitución desaparecerían. Que se considere un trabajo, un trabajo como otro cualquiera; que sea legal. En múltiples debates se oyen voces de censura e ilegalización para esta “actividad” alegando ser impropia, sucia, degradante para la mujer, machista, inmoral, etc. Cuando estas personas argumentan sus tajantes afirmaciones, generalmente, lo hacen bajo lo siguiente: “es que es vender tu cuerpo por acostarte con sebosos y viejos verdes” o “es que yo sería incapaz de hacerlo con alguien por dinero, por favor, es asqueroso y carece de valores éticos y morales”. Pero ¿cuánto de universal tienen estas afirmaciones?

El egocentrismo moral

Para empezar, que uno mismo no sea capaz de hacer algo, no implica que existan otros que tampoco puedan hacerlo. Afortunadamente, todos somos diferentes y eso, en el ámbito profesional, provoca que existan múltiples y variadas profesiones de las que podemos gozar los pocos afortunados que vivimos en países occidentales. Personalmente, yo soy incapaz de abrir el estómago a una persona y extirparle un tumor seboso, viscoso y de apariencia extraña de las paredes estomacales. Es que no puedo ni verlo tan siquiera por televisión o Internet. Soy incapaz: se me revuelve el estómago, me entran ganas de vomitar, me produce mareos, siento frío y se me entumecen las piernas. Y, menos mal, que los demás puedan perfectamente no padecer lo que yo padezco. De lo contrario, puede que la población de la Tierra no superase los cincuenta millones de habitantes. Por tanto, que uno se vea incapaz de hacer algo, afortunadamente, no implica que todo el mundo sea igual.

La Esclavitud Sexual vs. Prostitución

Otro aspecto que me gustaría tratar sobre las afirmaciones de arriba, es el del contenido en sí de las oraciones. Fíjense que usan palabras negativas como: seboso, viejo verde, asqueroso o vender el cuerpo. Son connotaciones nocivas que tienen las personas sobre la prostitución pero, ¿realmente sobre la prostitución en sí misma? Observen que a la primera oración la sustenta la segunda frase. Es decir, ellos no lo harían, pero si lo hiciesen les parecería asqueroso. Les parecería asqueroso porque lo harían sin quererlo, obligados, sin gustarles. Por tanto, ellos ven la prostitución como una "actividad obligada". Más que a prostitución en sí, ¿no suena a mujeres que practican la prostitución obligadas? Es decir, ¿no se referirán a las esclavas sexuales o al tráfico de mujeres? En este caso, es lógico hablar de ilegalización.

Existen numerosos reportajes y programas sobre esclavitud sexual y tráfico de prostitutas que protagonizan mujeres obligadas y forzadas a practicar el sexo. Estas personas, además, están extorsionadas, no van por libre. Suele haber un personaje conocido coloquialmente como “chulo” que se suele aprovechar del trabajo de las chicas para sacar todo el dinero posible e invertirlo luego es sus asuntos personales (legales o no legales): drogas, armas, alimento, ropa, etc. Además, las vidas de muchas chicas se ven expuestas a situaciones peligrosas debido a relaciones tensas entre mafias cuyas venganzas suelen empezar, en algunos casos, con los asesinatos de prostitutas; o debido a las malas condiciones que muchas de ellas tienen por practicar su trabajo en la calle cuya trampa puede ser caer en manos de personas con problemas emocionales graves o con perfiles psicopáticos, con desequilibrios psicológicos, personas cuyo aliciente es estar “hasta arriba” de drogas o posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual como el SIDA.

Muchas veces sus vidas corren peligro. En estos casos, repito, es comprensible que se quiera ilegalizar esta situación y que para estas chicas sea algo desagradable y asqueroso. Pero porque no quieren hacer eso, no porque prostituirse implique necesariamente una situación despreciable. Se convierte en repugnante cuando es forzado, igual que le ocurre a un joven de veinte años que estudia obligado medicina cuando su pasión es la pintura. Para él la medicina puede resultar odiosa y asquerosa. Por tanto, no se debería ilegalizar la prostitución, al contrario. Precisamente, como no está regulada legalmente, existen personas que se aprovechan de ello y lo convierten en un negocio oscuro, turbio en el que los derechos humanos no tienen cabida. Para que no existan esclavas sexuales, sería necesaria la legalización de la prostitución. Recordemos una diferencia fundamental: no es lo mismo tráfico de mujeres que prostitución.

La religión católica, el pecado y la “moralina” barata conservadora

Un tercer motivo de que nuestras sociedades occidentales aborrezcan la prostitución se ha visto impulsado por la religión católica, y perdurado por las mentes más conservadoras. Durante siglos, se han visto diferentes episodios de crueldad, sadismo y violencia por parte de los fundamentalistas del catolicismo hacia este colectivo debido a diferentes razones. La quema de brujas es un ejemplo de cómo algunas personalidades católicas, por miedo y vergüenza a que se descubriera su lujuria, acusaban a mujeres a las que ellos mismos habían fornicado. Por aquellas garras del horror y la tortura no sólo pasaban prostitutas, aunque éste fue un sector fundamentalmente perjudicado.

Existen historias bíblicas que demuestran o muestran, directa o indirectamente, el tabú del sexo. Tenemos el ejemplo de María, madre de Jesús. Ella, afirman, era virgen. Bien, pues esto es imposible. Cualquier médico te lo dice, ya que para concebir un bebé, es necesario que el óvulo sea fecundado por el espermatozoide. Y, eso, antiguamente sólo se podía conseguir manteniendo relaciones sexuales, no creo que supiesen de las técnicas de fecundación in vitro. Pero lo que valía para el común de los mortales, no era aplicable para María, pues ella era limpia y pura y, de lo contrario, sería ensuciar su nombre. La manera que tuvo de concebir María a Jesús, no fue mediante el sexo, fue mediante un espíritu. Empezamos cubriendo y ensuciando el sexo.

Bajo sociedades con raíces, orígenes, historia, influencias o dogmas católicos, tan fervientemente impuestos e interiorizados, es entendible que pervivan hoy en día en nuestras sociedades “modernas” los resquicios de entonces. Pero, ¿por qué la prostitución no está bien vista? Pues precisamente porque la esencia reside en una práctica “exclusivamente matrimonial y reproductiva”: el sexo, cuando en realidad es un acto instintivo, animal, primario, sano y con beneficios tanto psíquicos como físicos comprobados. Desde los inicios, se ha recurrido a la moral bien para condenar, bien para controlar a la población y regular el uso del sexo y todas sus variaciones posibles. Y, hoy en día, esa moral es predicada por los sectores más conservadores (léase PP, PSOE y sus medios de comunicación como Público que no anuncia prostitución) de nuestras sociedades occidentales, hasta tal punto, que cortan la libertad, atacan la felicidad y prohíben la independencia y capacidad de dirigir la vida que cada uno desee llevar.

¿Por qué es ilícito practicar sexo, en este caso, a cambio de dinero? La religión católica y la represión que ha conllevado seguirla, todavía sigue haciendo huella en nuestra sociedad gracias a las doctrinas conservadoras. A la mujer que se acuesta con muchos hombres, se la juzga de fresca; aquella que se acuesta con mujeres, es una cochina; aquella que se acuesta con los dos sexos, es una fresca y cochina; y aquella que se acuesta por dinero, es una puta (un insulto muy recurrido tanto por hombres como, no nos olvidemos, mujeres). ¿Por qué nos permitimos el lujo de juzgar e insultar a personas que no comparten nuestros mismos valores morales y que no infringen daños al prójimo? ¿Con qué derecho lo hacemos? No tenemos ninguno: es una falta de respeto, un ataque la la integridad y una manera de represión (esto bien lo conocen las feministas, ¿verdad?).

La moral es algo tan subjetivo que en cada cultura perviven diferentes normas y valores morales. Decimos lo mismo que antes, lo que es una sociedad o grupo es moral, para otras culturas puede que no lo sea. Cualquier conducta debería ser perfectamente lícita mientras respete el derecho a la vida, la integridad física y psíquica, y la libertad de todo ser vivo. ¿Por qué condenar a una persona que a cambio de dinero se acuesta con otras personas? Si respeta la vida, si no infringe daños colaterales y respeta la libertad del prójimo y disfrutan con ello, ¿qué problema hay?, ¿No dijo Jesús: "Lo que hagáis a los demás, me lo estaréis haciendo a mí"? ¿Por qué es inmoral que, en una sociedad que quiere el progreso, exista el sexo libre si lo consideramos un acto tan puro y natural como cualquiera? ¿No lo hacían los hippies?Es lo mismo de siempre, hipocresía, y más hipocresía. El daño y la presión que han hecho los fundamentalistas religiosos han sido tan fuertes que, para muchos ateos, la prostitución sigue siendo algo completamente inmoral.

¿La industria pornográfica es o no prostitución?

¿Por qué las actrices porno tienen tanto "caché" y una prostituta normal está tan perseguida y censurada hasta la ilegalización? Ambas hacen el mismo trabajo, lo único que las diferencia es que las primeras lo hacen frente a una cámara de grabación y, las segundas, no. Las actrices porno cobran por tener relaciones sexuales, y las prostitutas también. Cuando preguntas a la gente si le gustaría ser actriz porno o actor porno, muchos contestan que sí o que no les importaría. Pero si la pregunta fuese: "¿Te gustaría ser prostituta/o?", entonces, cambia la cosa. ¿Por qué vamos a vitorear a unas y a juzgar a otras cuando su trabajo es el mismo? ¿O por qué a una actriz porno vemos que su trabajo debe gustarle y a una prostituta no? ¿No tienen relaciones sexuales por dinero? ¿Y no vemos a las actrices porno como personas que tienen un trabajo y que lo realizan sin ningún inconveniente? ¿No las vemos como unas personas que lo han elegido voluntariamente y lo practican de una manera gozosa? 


La prostitución debería ser legal, para que quienes la practiquen, libremente y sin coacciones, estén protegidos. Para que el sexo a cambio de dinero pueda verse tan lícito como el sexo a cambio de poder, de materias primas o a cambio de amor. Y para que, en definitiva, las personas podamos gozar de verdad de nuestros derechos. Para que vayamos evolucionando y podamos llegar a vivir algún día libres, independientes y ser felices, muy felices.

4 comentarios:

  1. Me saca de quicio que la madre de jesús fuera virgen. Es el ejemplo perfecto de la dañina contradicción interna a la que nos ha sometido la religión desde sus inicios. Tu misión en la vida es reproducirte y si no lo haces incumples la voluntad de Dios, pero para hacerlo tienes que cometer un acto impuro, así que hagas lo que hagas nunca serás del todo bueno. Además tus hijos nacerán sucios irremediablemente, por eso debes bautizarlos para que no vayan la infierno. Se las han ingeniado bien para atormentarnos y que siempre, siempre, hagamos lo que hagamos, seamos culpables. Y que la culpa nos haga bajar la cabeza contritos para no darnos mucha cuenta de lo que hacen ellos mientras.

    Me gusta mucho este post, hay muchas cosas en las que coincido contigo. Adelante.

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  2. Hola Lilith:
    Bienvenida a MundoDespierto, estoy encantada de tu visita. Muchísimas gracias por tu apoyo y por manifestar tu opinión abiertamente, sin censura. Yo opino exactamente igual que tú sobre la Iglesia y esas dañinas contradicciones en todo. La culpabilidad que la Iglesia nos transmite está ahí y creo que tardará en quitarse. Creo que no importa en qué creas siempre que respetes los derechos básicos de todo animal tanto humano como no: derecho a vivir, a ser libre y a la integridad física y psíquica. Me ha gustado mucho tu opinión y me gustaría incluirlo en el post como cita tuya, no mía (con referencias y con un link a tu blog) ¿te importaría? De nuevo, muchas gracias por visitarme y que sepas que eres bienvenida.
    Un saludo fuerte.

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  3. Comparto tu vision, el sexo siempre va ligado a la hipocresia y en el apartado de prostitucion mas .
    En este tema he notado que las mujeres no prostitutas son mucho mas intransigentes y dadas a condenar puesto que pareze ser que no suelen ponerse nunca en la piel del cliente ni de...

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  4. lo anteriormente expuesto deveria ir firmado como angel72

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